Aún falta transparencia

jekyll-and-hide.jpgUna nota breve sobre un tema ya tratado en este espacio: La “carta abierta al futuro Presidente” publicada hace pocos días por un grupo de «ilustrados-TIC» en sus respectivos blogs. Proclamaban, entre otras cosas que:

«Los territorios ya son redes, y los ciudadanos nodos que se socializan en la red, y con sus conversaciones digitales han convertido los mercados en algo transparente y global«.

Algo que contrasta con lo que nos explican en un artículo en El País de hoy sobre el blanqueo de dinero. Siguen habiendo oportunidades para los que quieren seguir actuando de modo poco transparente:

«Si bien a los blanqueadores de dinero se les ha hecho la vida más difícil, quienes tienen incentivos y recursos para esconder fondos aún cuentan con infinitas posibilidades para hacerlo, y los riesgos de ser detectados son relativamente bajos. Esto me lo confirmó un banquero que entrevisté en Zúrich y que es un muy discreto líder en el mundo de la «gestión de patrimonios». «En comparación con la situación que reinaba antes del 11-S, ¿cuánto más difícil es para usted gestionar ahora, digamos, 50 millones de dólares de un cliente que desea mantener esos fondos ocultos de las autoridades?», le pregunté. Sonrió y me respondió: «La principal diferencia es que ahora le cobro más».

Oportunidades que Internet también facilita:

«El sistema financiero internacional ha crecido de manera extraordinaria, adquirido una complejidad institucional y técnica casi inimaginable y donde cientos de millones de personas pueden transferir fondos de un país a otro sin salir de sus casas tan sólo tecleando un ordenador conectado a Internet«.

La realidad de Internet, como muchas otras, tiene dos caras: facilita la transparencia, pero también facilita medios a quienes tienen interés en no actuar de modo transparente. Ignorar, ocultar o soslayar la segunda de estas características (un típico de los «ilustrados-TIC») es tan peligroso como exagerarlas.

Para impulsar la sociedad de la información nos hacen falta «marcos mentales» renovados para convivir con esa dualidad. Sin perder la oportunidad de aprovechar cada ocasión para aumentar la transparencia. Aún no estamos ahí.

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