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El mapa del conocimiento y los datos

BD is not_everything_that_mattersHoy me ha interesado:

Que me llegara esta viñeta de Hug McLeod mientras leía «El mapa del conocimiento«, un más que interesante artículo de Jorge Wagensberg en «La Maleta de Portbou«. Su tesis:

«Existen tres grandes métodos, a los que corresponden tres grandes formas de conocimiento: lo científico, lo artístico y lo revelado

Una afirmación ésta, sobre los límites del conocimiento científico, que me parece significativa viniendo precisamente de un científico. Wagensberg es aún más explícito (las negrillas son mías):

«Si la necesidad del arte se puede interpretar como una consecuencia de los límites de la ciencia, la necesidad del conocimiento revelado se puede interpretar como una consecuencia de los límites del arte. Queda aún mucho pensamiento que no puede traducirse, reducirse, compactarse, y transmitirse mediante la ciencia o el arte

Un contraste radical con un ejemplo reciente en el que Chris Anderson, uno de los gurús de la ‘ideología Wired’ proclamaba que:

«Out with every theory of human behavior, from linguistics to sociology. Forget taxonomy, ontology, and psychology. Who knows why people do what they do? The point is they do it, and we can track and measure it with unprecedented fidelity. With enough data, the numbers speak for themselves.»

Esta ‘ideología Wired‘, a la que mis queridos ‘ilustrados-TIC‘ se han adherido con tanto fervor, intenta (interesadamente) convencernos de reducir todo el  conocimiento, incluso el conocimiento científico, a bits. Wagensberg, un científico, pero también un humanista, proclama exactamente lo contrario. La distinción tiene consecuencias. La ‘ideología Wired‘ propaga un concepto de progreso orientado a hacer más imprescindibles a sus máquinas que a las personas. Creo que como individuos y como seres sociales hemos de tomar partido. Yo lo hago.

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¿Vemos sólo lo que nos interesa ver?

kelly manifesto.024En el mismo artículo en Wired que comentaba en una entrada anterior, Kevin Kelly, el primer editor jefe de la revista, propone un manifesto (virtual) de los ‘geeks‘ a los que había entrevistado, todos ellos creadores en la red.

Lo reproduzco en la figura, añadiendo algunas anotaciones acerca de dudas que me surgen:

  • ¿Podemos decir que el uso de la red nos hace más profundos? ¿Lo hace, por ejemplo, el tiempo creciente que tantos pasan en Facebook? Mi intuición es que las reflexiones críticas de tecno-escépticos como Nicholas Carr o Jaron Lanier tienen (como mínimo) un punto.
  • ¿Seguro que Internet nos hace mejores? Más informados, seguro que sí. Que nos facilita la vida, también. Pero, ¿nos hace mejores? Me gustaría objetivar esta comparación. ¿Alguien me ayuda?
  • En la misma línea de lo anterior, ¿estamos seguros que Internet hace que el mundo sea mejor? La última década ha sido la década de las TIC, pero también (para muchos) la peor después de la Segunda Guerra Mundial. La actual no está siendo mejor: crisis financiera, paro juvenil, dificultad en la recuperación del empleo, aumento de la desigualdad entre el 1% y el resto. Por no hablar de los ciberdelitos o de las amenazas contra la privacidad. Sería injusto atribuir exclusivamente estas tribulaciones a efectos colaterales de la extensión del uso de las TIC. Pero igualmente injusto ignorarlos.
  • Por último, Kelly argumenta que el mundo sería mucho mejor si no hubiera ‘undue ownership‘ de la red. Sin embargo, todo apunta a que el poder en la red se está concentrando entre unos pocos actores que acaparan la mayor parte de los beneficios y centrifugan los daños colaterales. Algo que la actividad de los ‘geeks’ entrevistados más bien tiende a favorecer que a contrarrestar.

Confieso que no me gusta nada Kevin Kelly. Su «What Technology Wants» me parece un panfleto a la vez inteligente y deplorable, con una carga ideológica más que discutible, y por tanto peligroso. Copio a continuación, sin comentarios, algunos extractos:

«A Shakespeare sonnet and a Bach fugue, then, are in the same category as Google’s search engine and the iPod: They are something useful produced by a mind

«We can’t demand that technology obey us any more than we can demand that life obey us«.

«A world without technology had enough to sustain survival but not enough to transcend it.«

Podría continuar, pero no hace falta. Creo que el mismo Kelly apunta (quizá sin darse cuenta, quizá pensando que nos daremos cuenta) a la trampa en sus argumentos al comentar que:

«I think there is evidence that on average and over time, the new solutions outweigh the new problems.«

Porque es cada vez más evidente, sobre todo en lo que toca a Internet, que las medias (averages) no son representativas, porque las distribuciones sociales (de la riqueza, del número de seguidores en Twitter, de enlaces en la red, de …) son cada vez más asimétricas. De momento, unos pocos ganan muchos, pero la mayoría mucho menos, sin que la media sea un buen indicador. Alguien argumentará que tal vez la asimetría se corrija con el tiempo. Tal vez, pero la teoría económica (.pdf) apunta a que no será así sin un cambio social o una intervención política radical.

Lo preocupante, a mi juicio, es que la ‘ideología Kelly‘, por llamarla de algún modo, tiene medios de difusión (como Wired) muy potentes y una cohorte de voceros (los ‘ilustrados-TIC‘) que la propagan irreflexiva o interesadamente. Mientras que los que no estamos tan de acuerdo no sabemos, queremos o podemos contrarrestarlos como creo que la causa merecería. De momento.

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Disonancia tecnológico-cognitiva

wiredLeyendo, con retraso, el ejemplar de 20 Aniversario de Wired encuentro un artículo de Kevin Kelly, el primer editor en jefe de la revista, que recoge su resumen de entrevistas con dos docenas de emprendedores tecnológicos. Incluye el siguiente fragmento:

«I asked the ­people who are creating this era to give it a name; what would you call the past decade, right up to today? Their suggestions: the Startup Decade, the Wikipedia Generation, the Connected Decade, the Connected Anywhere Decade, the Age of Mass Connectivity, the Asian Decade, the Global Decade, the Personalized Decade, the Sharing Decade, the Social Era, the Social Age, the Digital Social Era, the Social and Network Decade, the Socialization of Communication, the Decade of the Open Internet, the Mobile Decade, the Age of Equity, the Decade of Apps, and (my personal favorite) the Period of Awesomeness

Una descripción en marcado constraste con la que recoge BBC en «What were the key events of the decade?«:

«The decade was defined by two events that occurred seven years and a few blocks apart:

  • The attacks on the World Trade Center in New York on 11 September 2001, killed nearly 3,000 people and directly affected many more. They also led to a chain of events that altered the lives of hundreds of thousands in Afghanistan and Iraq, Bali and Madrid, London and Mumbai, and throughout the world.
  • The collapse of Lehman Brothers on 15 September 2008 showed just how serious the financial crisis was, and symbolised the precarious nature of the economics that had underpinned material prosperity during the Noughties.»

Sin pretender agotar el tema, el artículo de la BBC cita también (aparte de una serie de desastres naturales) eventos como la puesta en funcionamiento del Large Hadron Collider, la retirada operativa del Concorde, la Olimpiada en Pekín, una manifestación de la emergencia de China como potencia emergente, los dos mandatos de Georges Bush o la elección de Obama.

Creo que esta diferencia cualificaría como un caso claro de disonancia cognitiva. Algunos dirán que es la BBC quien falla al no incluir ninguna efeméride tecnológica en su relato (de hecho, menciona el lanzamiento de la Wikipedia en 2001). Otros, que son los ‘geeks’ los que viven en su burbuja tecnocéntrica particular.

Me inclino por lo último. La prioridad de los ‘geeks’ es la tecnología. El resto, siempre que la tecnología ocupe un papel central (y ellos también, como habilitadores), les importa menos. El propio Kevin Kelly lo resume así:

«The tech tribe, it seems, has ­little allegiance to the future per se; rather, its support is for what it sees as important. These ­people migrated to San Francisco to work on important things, and this connected, networked world is important. In fact, they seem to feel it’s the most important thing in the world today».

Más claro, imposible. Luego pasa lo que pasa. En fin.

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Ideología del Big Data

gartner-hype-circle-for-emerging-technologies copia

Fuente: Gartner (2012)

Hoy me ha interesado

… empezar a explorar la ideología subyacente a la promoción del ‘Big Data, cuya emergencia, según IBM y muchas otras fuentes, «abre un nuevo mundo de posibilidades».

La figura adjunta, uno de los ‘hype cycles‘ que diagnostica una reconocida consultora tecnológica, sitúa el ‘Big Data’ en un estadio aún embrionario, creciendo en el pico de las ‘expectativas infladas‘. Lo que significa que falta todavía un tiempo, incluyendo el tránsito por el ‘valle de la desilusión‘ antes de que las visiones más optimistas se conviertan en realidad.

Lo que sin duda acabará sucediendo. Aunque es más que probable que la clave para completar con éxito ese tránsito no sea precisamente la tecnología, sino quién la aplique, cómo y en qué contexto. Al principio de «The Signal and the Noise«, Nate Silver, un reconocido especialista en análisis de datos cuyo salto a la fama se produjo tras ‘clavar’ los resultados de las últimas elecciones presidenciales en los EEUU, lo formula así:

«Chris Anderson wrote in 2008 that the sheer volume of data would obviate the need for theory, and even the scientific method […] These views are badly mistaken. The numbers have no way of speaking for themselves. We speak for them. We imbue them with meaning […] Before we demand more of our data, we need to demand more of ourselves«.

Chris Anderson, hasta hace no mucho el editor de Wired, es un personaje controvertido. Por ser un abanderado de la causa de lo ‘free’ desde la plataforma de una revista de pago. Por recomendar la tendencia de invertir en ofertas ubicadas en la ‘long tail‘ cuando existe una evidencia (versión .pdf) cada vez más consolidada de que el dinero se concentra en los grandes éxitos, de que la ‘long tail’ es muchas veces una ‘low tail’ en la que es difícil generar ingresos para sobrevivir.

Sus recomendaciones, excelentemente diseñadas para crear polémica y apalancar el prestigio de su revista y el suyo personal como autor y gurú, siempre apoyadas por los ilustrados-TIC, destilan un trasfondo ideológico. El del apoyo a los fines de quienes, como comentaba en una entrada anterior, practican una estrategia sistemática de innovación disruptiva que comporta  destrucción creativa a corto plazo, sin más detalles de la reonstrucción creativa posterior. Con la excepción, eso sí, de quién intenta acaparar los beneficios de la misma. Como (no hace falta citar nombres) quien defiende que los contenidos sean ‘free’ para llevarse el negocio de la publicidad ligado a los mismos, por ejemplo.

En el caso del Big Data, la tesis de Chris Anderson, a quien otros mejor que yo podrán discutir su autoridad para reformar el método científico, parece evidente. ¿Cuál sería la consecuencia de que el Big Data hiciera prescindibles las teorías y el método científico, y por ende los propios científicos? Simplemente, que la autoridad moral hoy se concede a ciencia y científicos pasaría a quienes tuvieran la mayor capacidad de acceder a las fuentes de Big Data y explotarlas.

Con las perspectivas fáciles de imaginar. Cuando alguien sugiere que «Data is the new oil» uno no puede evitar, llamadme malpensado, que le venga a la cabeza la historia de los ‘robber barons‘ que a principios del siglo XX construyeron grandes fortunas explotando (quasi)monopolios de acceso al petróleo y otros recursos naturales. Es obligado pensar que hay quien intenta repetir la historia con el recurso ‘data’. Ya hay, de hecho, quienes lo acaparan.

Como (bien) afirma Zygmunt Bauman, «Like most beliefs which appear to be self-evident, they remain obvious only as long as we refrain from examining the assumptions that underpin them«. dana boyd, una investigadora de Microsoft, ha publicado un buen análisis de cuestiones de fondo (provocaciones, las llama ella)  ligadas al emergente protagonismo de los Big Data. De cuestiones como esas, al respecto del Big Data y de otros inventos, nos continuaremos ocupando.

Saludos cordiales.

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