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Cuando ingeniería y sociedad mezclan mal

Ingeniería socialHoy me ha interesado

… recordar, en la tónica de mi última entrada sobre la imaginación de los programadores, lo mal que pueden llegar a mezclarse ‘ingeniería y ‘sociedad‘.

La entrada acerca de ‘social engineering‘ en la Wikipedia es una buena muestra:

Social engineering may refer to:

Ninguna de las dos acepciones, como el lector podrá fácilmente comprobar, tiene connotaciones positivas. Si aceptamos que la Wikipedia recoge el saber popular (la famosa wisdom of the crowds), estamos avisados.

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Repensar fundamentos y valores

Encuentro en la prensa reciente la coincidencia entre dos personalidades dispares en cuanto a la necesidad de repensar las teorías, ideologías e instituciones que pudieran sacarnos de modo sostenible del atolladero actual.

El teólogo Hans Küng, en un artículo en La Vanguardia, opina que:

‘No hay duda de que [Obama] ha reconocido la dimensión ética de la crisis económica actual: «Se reduce a un problema de valores: ¿asignamos valor únicamente a la riqueza, o al trabajo que la crea?» […] La reflexión sobre los valores éticos comunes, sobre una ética global, se necesita hoy con más urgencia que nunca’.

blog_081219Noam Chomsky, en una entrevista en El País, se expresa en una línea complementaria:

«Hay muchos escritos de la revolución industrial de campesinos que dicen: ‘El sistema industrial nos ha quitado nuestra cultura, nuestra individualidad, nos ha convertido en herramientas en manos de otros’. Esas cosas las escribió gente que jamás había oído hablar del anarquismo o del marxismo, pero lo pensaba de forma instintiva. Esta crisis vuelve a impulsar esas ideas».

P.S. Google me avisa que el diputado Miguel Iceta está también prestando en su blog atención a artículos como los que comento en esta entrada y en anteriores. Esperanzador, aunque hará falta mucha ‘buena innovación‘  para construir y acordar las  teorías, ideologías e instituciones que nos ahorren en el futuro los desmanes de hoy; o que los suavicen, por lo menos. Hay riesgo, sin embargo, de que se intente salvar el ‘status quo’ sólo con medidas tácticas y parches, no con unainnovación social‘ que parece cada vez más necesaria. Repito pues la pizarra de la última vez que surgió este asunto.

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Marcos mentales: Bancos vs. mercados

Un artículo de Emilio Ontiveros en El País enfatiza la diferenciación entre los «sistemas financieros basados en los mercados«, orientados a las transacciones, frente a «los dominados por los intermediarios bancarios«, más próximos a las relaciones estables con los clientes.

Ambos modelos son el reflejo de dos formas de capitalismo. La primera, en que la que se da preeminencia a la relación de las personas con un ente abstracto (el mercado) está más arraigada en los EEUU y en el Reino Unido. La segunda, en que las relaciones entre personas se yuxtaponen y/o superponen a las relaciones puramente de mercado, refleja más la tradición europea.

Según el profesor Ontiveros:

«Los sistemas financieros basados en los mercados eran considerados superiores en condiciones de normalidad […] La convergencia hacia ese modelo era considerada una forma de modernización de los sistemas económicos. La tradicional relación de largo plazo de la banca comercial con las empresas […] había ido sustituyéndose en la mayoría de las economías avanzadas por una mucho más anónima y efímera interlocución con los mercados de capitales, en los que los bancos de inversión eran los agentes más relevantes».

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La crisis actual, incluyendo la  práctica desaparición de los bancos de inversión, demuestra la «superior capacidad desestabilizadora» de los sistemas basados en los mercados, principales «artífices de esa dinámica de innovación financiera» que en última instancia creó la burbuja de crédito ahora en pleno desinflado.

No es cuestión de volver a explicar cómo y hasta qué medida las relaciones con las cosas han tomado o toman prioridad sobre las relaciones entre personas, un asunto del que ya se ocuparon en su momento los estudiosos de la Revolución Industrial. El artículo del Profesor Ontiveros señala que ello es todavía una temática de actualidad. No sólo en las finanzas; por eso hablamos de ello.

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Una cuestión de valores

“En las sociedades tradicionales, las relaciones entre hombres son más importantes que las relaciones entre hombres y cosas. Esta primacía se invierte en el tipo moderno de sociedad, en el que, por el contrario, las relaciones entre hombres están subordinadas a las relaciones entre los hombres y las cosas”.

Louis Dumont
“Génesis y apogeo de la ideología económica”

Una cita de un análisis clásico sobre el alcance de la ideología. En este caso la ideología económica, o economicista, si así se prefiere.

Seleccionada por motivos que se harán aparentes en el próximo ‘post‘.

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Entre el Internet y la Plaza Pública

A medio comentar el asunto del WiFi ciudadano con Jordi Pardo, el director del Laboratorio de Cultura de Barcelona Media, me pregunta de sopetón:

«¿Crees que los Ayuntamientos, o las Administraciones en general, tendrían que crear en Internet el equivalente de las ‘plazas públicas’?»

Jordi es arqueólogo, por lo que intuyo que su concepto de ‘plaza pública‘ no tiene tanto un referente urbanístico (espacio, cemento, árboles o no, asientos, …) como cultural, comunicativo, social. El ágora. La plaza entendida como un espacio de comunicación, conversación y debate entre ciudadanos. También como un espacio donde se comparten, como todavía sucede en ocasiones, eventos culturales o sociales.

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A riesgo de meterme en camisa de once varas, pero contando con la benevolencia de Jordi, he esbozado en mi pizarra, más o menos en orden jerárquico, algunos de los ingredientes de lo que entiendo podría haber sido el Ágora tradicional. Sin ser capaz de concretar cómo se trasladan a un Ágora virtual. Porque:

  • Creo que sigue siendo desafortunadamente bastante cierto que “Buscamos en vano entre los promotores y agitadores de Internet las cualidades del conocimiento social y político que caracterizaban a los revolucionarios del pasado” (Langdon Winner). El WiFi ciudadano no es suficiente, ni tampoco necesario, para construir el Ágora virtual.
  • En paralelo, quienes podrían (incluso tal vez deberían) impulsar ese nuevo Ágora desde arriba, no incorporan las TIC a sus ‘marcos mentales’.

No estoy seguro de cómo se resolverá esta cuestión, pero sí puedo decir que me gustaría estar ahí para ayudar. De momento, etiquetaré esta entrada junto a las de Humanismo.com.

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Radiaciones subjetivas

En ‘La Contra’ de La Vanguardia entrevistan a un geobiólogo que estudia ‘la influencia de las radiaciones terrestres sobre los tejidos vivos, sobre la salud humana‘. Entre las que menciona, (¿cómo no?) las de la telefonía móvil.

Es posible que ese artículo, e incluso este comentario, contribuya a aumentar la confusión sobre este asunto más que a aclararla. Así y todo, me ha parecido destacable:

  • Que en su discurso sobre los posibles efectos de las radiaciones el experto incluya tanto las de origen natural  como las artificiales.
  • Que no haga referencia a la polémica sobre los efectos de las radiaciones de las antenas, pero sí  a los posibles efectos de un uso prolongado de los terminales de telefonía móvil.
  • Que recomiende no dormir cerca de un teléfono móvil encendido, pero no, por ejemplo, apagar el WiFi del domicilio (cuya cobertura seguramente alcanza al dormitorio) durante la noche.

blog_090131Debe ser complicado introducir mayores dosis de racionalidad en este asunto de las radiaciones. Porque:

  • Seguro que hay padres que protestan que haya una antena de telefonía móvil cerca del colegio de sus hijos, pero que les regalan un móvil, dando por supuesto que se moverán por donde haya cobertura, incluso en el mismo colegio.
  • Seguro que hay Ayuntamientos que no se atreven a refutar las reclamaciones de vecinos sobre los riesgos de salud de las antenas de móviles, pero apoyan el despliegue en su ciudad de una red de WiFi ciudadano. Cuando, quizá no lo sepan, el WiFi utiliza frecuencias muy similares a las de la telefonía móvil.

He puesto el análisis de este asunto a mis alumnos de «Información, Tecnología y Sociedad» en la UPF como ejercicio de introducción a los ‘marcos mentales’ . Pienso ahora que quizá me he pasado.

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Para empezar el 2009 (2): Mejor no fiarse demasiado

He colgado en mi tablero recortes con reflexiones de algunos de los artículos que he ido recortando sobre la crisis económica y cómo salir de ella.

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Incluso con lo reducido de la muestra, la conclusión de este ciudadano de a pie es que:

  • Hay responsables, pero nadie se hace responsable. Cuando la dialéctica es pasarse la pelota entre (porciones de) el sector privado (financieros, especuladores, empresarios aventureros, …) y (porciones de) el sector público (reguladores que no hicieron su trabajo, políticos que prefirieron mirar hacia otro lado, otros que simplemente no se enteraron, …) lo prudente administrar con ciudado la confianza en unos y otros.
  • Falta teoría (para los teóricos) y nuevos ‘marcos mentales’ para los ciudadanos. También los economistas nos han fallado. Tanto, quizá tendríamos que poner la etiqueta de ‘Ciencia Económica‘ en cuarentena.

¿Que queremos y/o podremos hacer los de a pie si todos esos mencionados arriba nos continúan fallando? (lo cual no me parece una hipótesis improbable).

Creo que deberíamos fabricarnos espacios de reflexión y debate sobre los modelos de futuro y no fiarlo todo al  ‘pensamiento holgazán‘ al que se  refiere Estefanía. No sabría exactamente cómo hacerlo, pero seguro que un uso inteligente de las TIC formaría parte de cualquier solución. (Más sobre las TIC en la tercera y última entrega de la serie sobre 2009).

De momento, apunto que la suma del Humanismo.com pendiente y de una Economía 2.0 emergente empezaría a configurar un espacio para una ‘ingeniería social’ que integre TIC y valores humanos y sociales. Un espacio en gran medida aún por explorar, me parece.

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La innovación más necesaria es la social

Si la cuestión es cómo ‘aparcar‘ la ‘mala innovación‘ y reemplazarla por la que sea ahora más conveniente para superar la crisis, ¿cómo enfocar la respuesta?

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El razonamiento que esbozo en la pizarra me trae a la memoria el diagnóstico de Peter Drucker, que escribió hace no muchos años que:

«La sociedad del futuro no estará dominada, ni siquiera conformada por las tecnologías de la información. Estas serán importantes, por supuesto, pero sólo unas de las nuevas tecnologías importantes. La característica central de la próxima sociedad, como sus predecesoras, serán nuevas instituciones y nuevas teorías, ideologías y problemas».

De entrada, lo que la crisis ha traído son nuevos problemas. Tecnologías teníamos ya bastantes, incluyendo algunas aún no utilizadas a fondo. De lo que andamos más escasos, creo yo, es de nuevas ideologías, teorías e instituciones.

Comentarios finales:

  • Citas de Sam Palmisano y Ethan Zukermann sobre la verdadera INNOVACIÓN.
  • Vale la pena contrastar dos versiones publicadas hoy en El País sobre la crisis, asunto Madoff incluido. Desde su visible militancia ideológica, Joaquín Estefanía sostiene que «para que se produjeran esos fallos regulatorios debieron existir previamente fallos de mercado y golfos apandadores que se aprovecharon del clima desregulatorio hegemónico para cometer toda clase de tropelías e irregularidades«. Enrique Gil Calvo sostiene que el origen de la crisis no es sólo la codicia, que da por descontada, sino la credulidad extendida. Yo traduzco ambas como la demostración de que hemos puesto una confianza excesiva en ‘marcos mentales‘ sobrepasados, y por extensión en las instituciones que supuestamente les otorgaban respaldo y garantías.

Vuelvo así a la conclusión de mi segunda pizarra sobre este asunto:

«La INNOVACIÓN que necesitamos es, sobre todo, social»

Será cuestión de poner manos a la obra.

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Habría que re-enmarcar las finanzas

En la cita de The Economist que incluía en una entrada reciente, se consideraban las finanzas como el ‘cerebro’ de la economía. En la cita que hoy reproduzco, de un reputado redactor económico de Business Week, las finanzas aparecían (año 2000) como la gasolina de la nueva economía.

¿En qué quedamos, Cerebro o Gasolina?

Lo que en su momento se llamó la nueva economía ha sido estos años la economía de cada día en los países que han conseguido que el crecimiento económico se acompañara de mayor productividad (lo que no ha sido el caso en España).

La gasolina de las finanzas acabó por incendiar el globo de las TIC en el 2000, y ahora mismo su propio globo. Las crisis abren siempre nuevas oportunidades ¿Qué modelos de crecimiento  tendríamos o podríamos ahora perseguir? Dejo algunas preguntas en el aire:

  • ¿Nos está la crisis inmobiliaria-financiera indicando que el discurso de la ‘nueva economía’ fue un espejismo pasajero?
  • ¿Tendría sentido pensar en una ‘nueva-nueva economía’ con las TIC y unas finanzas menos locas como propulsores?
  • ¿Serán de nuevo las TIC y la innovación en las TIC, como lo fueron durante la segunda mitad de las 90, un atractor para el capital inversor?
  • O bien, en vez de lo anterior, ¿tendría más sentido prestar menos atención a la última novedad diaria de las TIC y centrarse en cambio en maneras de sacarles el máximo rendimiento a las tecnologías ya consolidadas, incluso en las actividades más tradicionales?

En paralelo a todo ello haría falta quizá ‘re-enmarcar’ el rol de las finanzas. Para que haya menos incendios, o para que sean menos virulentos. Me acaba de llegar el último número de The Economist, con un especial sobre la crisis. Corro a leerlo. 

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Adictos voladores

Desde el momento en que los móviles empezaron a popularizarse, fue fácil observar en el Puente Aéreo (seguramente también en otras líneas) una primera generación de adictos voladores. Los que suben al avión todavía hablando por el móvil. Incluso cuando aún hay tiempo para embarcar y podrían acabar la conversación tranquilamente sentados más allá de la puerta de embarque. Y siguen hasta el último momento, con una conversación banal que podríamos igualmente calificar como cotorreo, hasta que la sobrecargo instruye a todos los pasajeros que los móviles deben permanecer «completamente desconectados» durante el vuelo (¿podrían estar sólo parcialmente desconectados?).

La aparición de la Blackberry y similares propició una segunda variedad de adictos, caracterizada por teclear  furiosamente SMS o correos electrónicos hasta el aviso del sobrecargo, hasta el último segundo.

Hace unos días detecté una tercera variedad, que hubiera confundido con la anterior de no mediar una observación próxima (viajé sentado muy cerca del adicto y la adicta en cuestión). También parecían teclear compulsivamente en una Blackberry y un iPhone, respectivamente. Pero estaban jugando!!!. Tampoco apagaron sus terminales hasta el último segundo, y reanudaron el juego nada más aterrizar, mientras se vaciaban las filas delanteras del avión.

No deja nunca de sorprenderme la atracción de estos juegos, muchas veces tontos, para robarnos la atención. Una atracción que me imagino que un estudioso de las ciencias espirituales bien podría considerar como diabólica.

Pero podemos dar por descontado que la cosa irá a más. Me pregunto: ¿Qué agujero negro engulle toda esta atención perdida? Por no hablar del talento de los programadores que crean los juegos.

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