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El FMI se equivoca, y tanto!

Forges 130107Mientras ando pensando en reabrir este blog, se comenta hoy en los medios (El País, Wall St. Journal, Washington Post, sin olvidar un avance del Financial Times hace unos meses), que desde el Fondo Monetario Internacional se admite que calcularon mal los efectos colaterales de las políticas de austeridad a las que son tan aficionados.

Lo que me ha hecho recordar las previsiones del propio FMI sobre la evolución del desempleo en España, según las recogía, no hace tanto, en una de las últimas entradas de la vida anterior de este espacio. Que contemplaban, optimistas ellos, la creación de empleo a partir de 2011.

Un motivo más para concluir que cuánto nos convendría reaprender y reconstruir lo básico de la economía y las finanzas. Porque son demasiado importantes para dejarlas sólo en manos de los supuestos expertos. Porque somos los de a pie los que acabamos pagando los daños colaterales de sus experimentos.

Ando leyendo estos días «En Deuda: Una historia alternativa de la economía» (vale la pena aunque sólo fuera por los dos primeros capítulos), que intentaré consolidar con las notas que tomé en su momento del también muy recomendable «The Ascent of Money«. A lo mejor, hasta vuelvo por aquí a contar qué tal ha ido.

Saludos cordiales.

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En la nube de la economía, nublado

Buscando cómo compensar la mala influencia de los economistas dísTICos,  que dan muestras de no entender el potencial de las TIC para mejorar la economía, he dedicado algún rato a intentar sacar algo en claro del panorama que pintan las noticias económicas. Nublado, muy nublado.


Lo primero que he entendido es que no tenemos una crisis pasajera, sino algo más parecido a una enfermedad crónica. Según la prensa, las previsiones del FMI son que la tasa de paro, hoy por hoy del 20%, siga siendo en 2016 … del 15% (me he tomado la molestia de hacer la gráfica con datos de la propia web del FMI.

No sólo éso tiene mala pinta. Los economistas explican que no hay crecimiento a largo plazo sin aumentos de productividad, de mayor generación de PIB por productor.

Pero, como muestra el gráfico, en épocas de bonanza, el empleo en España ha crecido más que el PIB. O sea, que cuando la economía de este país crece, la productividad decrece. Lo mismo a la inversa, como estamos viendo estos días.

Lo cual apunta a que, a falta de un cambio radical de enfoque, no es previsible que disminuya el desempleo y a la vez se generen aumentos sostenibles del PIB.

Según los sabios que, a petición del President de la Generalitat, elaboraron el informe CAREC, hace tiempo que se tenía consciencia de ese dilema:

«Éramos conscientes de que el modelo económico de los años de bonanza no era sostenible y que hacía falta poner en marcha medidas efectivas para facilitar la transición. Sin embargo, en aquellos momentos la opinión más extendida preveía una transición gradual hacia el nuevo modelo […]: un aterrizaje suave«.

En otras palabras: se hizo entre poco y nada. Por eso, o quizá porque ya tocaba de todos modos, parece que lo único apropiado ahora es contemplar soluciones drásticas. Porque tal vez, como escribía hace poco en El País un catedrático de Economía:

«La teoría financiera y de la empresa que se ha enseñado a lo largo de las últimas décadas en las escuelas de negocios y universidades es, además de pura soberbia analítica, una verdadera una bancarrota moral«.

Pero, ¿quién le pone el cascabel a este gato?

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Cambio: ¿Progreso o decadencia?

Hans Baldung. Las tres edades y la muerte.

Tres mensajes sobre la muerte de la sociedad industrial, recogidos en estos días de vacaciones:

Seth Godin, cuyo tono habitual es optimista:

«We’re realizing that the industrial revolution is fading. The 80 year long run that brought ever-increasing productivity (and along with it, well-paying jobs for an ever-expanding middle class) is ending […]
For a while, politicians and organizations promised that things would get back to normal. Those promises aren’t enough, though, and it’s clear to many that this might be the new normal. In fact, it is the new normal […] The promise that you can get paid really well to do precisely what your boss instructs you to do is now a dream, no longer a reality […]
It’s unpleasant, it’s not fair, but it’s all we’ve got«.

La admonición de Michael Lewitt en la sección de economía de El Mundo (24/4/2011), con un tono más apocalíptico:

«La crisis financiera de 2008 representó la muerte del modelo occidental de democracia económica liberal que había dominado a nivel mundial durante los últimos 30 años. Este modelo dependía de una política de laxitud monetaria y fiscal y de montañas de deuda para crear una ilusión de prosperidad.

Mientras las democracias occidentales siguen haciendo como si este régimen pudiera continuar como antes de la crisis, la realidad es que tendrán que producirse cambios radicales para evitar el hundimiento del régimen. Además, esos cambios van a ser extremadamente perjudiciales para aquellos que han dependido de la generosidad del Estado para mantener sus niveles de vida a lo largo de las últimas décadas«.

Umair Haque, en los blogs de harvard Business Review adopta un tono más moralista en la forma, pero igualmente radical en el fondo:

«It’s our way of life — still mired in a set of industrial-age assumptions about where wealth comes from, and how it should be best seeded, nurtured, harvested, and enjoyed — that’s mightily, colossally unsustainable, not just in the environmental sense, but, more deeply, and perhaps more fatally, in the sense of ‘we’re living beyond our means’, because we’ve forgot what meaning means«.

Algunas reflexiones a retener para próximas entradas:

  • La sociedad industrial incluyó un cambio tecnológico, pero también un contrato social. Intuimos el alcance de la renovación tecnológica. Pero no las condiciones del nuevo contrato social.
  • ¿Son adecuados los intentos actuales de los gobiernos para sacarnos de la crisis? ¿O tal vez son sólo tratamientos sintomáticos que no atacan el fondo de una enfermedad más grave?
  • Las TIC no sólo no han evitado la situación actual, sino que pueden incluso haber contribuido a la misma. ¿Qué rol jugarán, podrían jugar, habrían de jugar, para sacarnos de ella?

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DialécTIC@s políTIC@s

Tengo desde hace unos días en mi lista de To-Do’s comentar el artículo «A favor de Internet» publicado en El País por el filósofo Jesús Mosterín. Porque, aunque es sin duda bien intencionado, contiene algunas afirmaciones (no todas) que creo merecen discutirse. Empezando por la que encabeza el artículo:

«Lo más revolucionario que le ha pasado a la cultura humana en los últimos tiempos ha sido el desarrollo de Internet«.

¿Estaríais de acuerdo? Sigue leyendo

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Una omisión manifiestamente insostenible

Sigo buscando las vueltas al  Anteproyecto de Ley de Economía Sostenible (.pdf),  cada vez más insostenible en lo que se refiere a la incorporación de las Tecnologías de la Información y la Comunicación (las TIC).

En una entrada anterior me refería al poco peso de las TIC en el conjunto del anteproyecto. Comento hoy una omisión flagrante entre las medidas explícitamente relacionadas con la Sociedad de la Información (Artículos 56 a 61, Capítulo 5, página 38 del texto), que se refieren sólo al espectro radioeléctrico, a infraestructuras de fibra óptica, a los impuestos a las operadoras y la amplicación del servicio universal.

Datos: INE(2009)

¿Qué se omite? Por ejemplo, tomar en cuenta los datos sobre la conexión de los ciudadanos a Internet. Según el INE hay todavía más de 16 millones de españoles que no se conectan a Internet ni siquiera una vez por semana. ¿Es ésa una buena base para una economía española sostenible? ¿No merecería siquiera una mención en el anteproyecto?

Resulta además que, como se muestra en el segundo gráfico, el grueso de los desconectados está en el personal de más de 35 años. El mantenimiento de esta divisoria de edad es manifiestamente insostenible por varios motivos.

La mayoría de los dirigentes políticos, empresariales, sociales, están precisamente en esta franja de edad. Malamente podrán dirigir lo que sea que dirijan hacia un uso intensivo de Internet si no son capaces de predicar con el ejemplo. De hecho, podría sospecharse que pocos usuarios intensivos de Internet hay entre los que han redactado y aprobado ese anteproyecto.

De otra parte, si no se consigue atraer hacia las prácticas de la economía y de la vida cotidiana del futuro a quienes se jubilarán en los próximos 10 años, el problema de sostenibilidad de las pensiones será todavía mayor del que ya se vislumbra.

Pero no son sólo las Administraciones y sus responsables de Sociedad de la Información los que soslayan esta cuestión. Tampoco parece preocuparles a los ciberlibertarios del famoso Manifiesto. Que parecen encontrar más gratificante despachar la cuestión dando por imposibles a los aliens digitales y entretenerse arremetiendo contra la torpeza de una Ministra. Por torpe que sea.

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Anteproyecto insostenible incomprensible

Internet y las Tecnologías de la Información, ¿forman parte de la imagen de futuro del país que tienen la Administración  el Gobierno?

NO, a tenor del Anteproyecto de Ley de Economía Sostenible (.pdf) recientemente enviado a las Cortes.

Su objetivo, según el propio texto, es propiciar:

«un patrón de crecimiento que concilie el desarrollo económico, social y ambiental en una economía productiva y competitiva, que favorezca el empleo de calidad, la igualdad de oportunidades y la cohesión social, y que garantice el respeto ambiental y el uso racional de los recursos naturales».

El mapa (Wordle) de frecuencia de las palabras que aparecen en las 198 páginas del texto sugiere en cambio que se trata fundamentalmente de una Ley sobre Leyes, de palabras sobre palabras. A lo mejor éso es inevitable en un texto legal; pero la presentación (.pdf) que acompaña al Anteproyecto no es tampoco precisamente una demostración de claridad ni en las ideas ni en la estrategia.

Uno hubiera imaginado que el Anteproyecto se centraría en cuestiones como el aumento de la productividad, sin el que la economía no es sostenible, y en el rol fundamental de aprovechar Internet y las nuevas tecnologías como herramienta para cualquier tipo de sostenibilidad.

Pero no: como he apuntado en mi pizarra, estos términos apenas aparecen en el texto, menos aún de forma adecuada, menos aún de forma ilusionante. Este Gobierno no tiene Internet en la cabeza, ni siquiera para prever que le pueden montar una algarada. Sin comentarios.

Aunque uno hubiera esperado también que los ciberlibertarios alarmados por las disposiciones sobre Internet y la Ley de Propiedad intelectual se hubieran también hecho eco de esta omisión. Pero no. A saber si no han querido, no han sabido, no les ha interesado. Será cuestión de preguntarles.

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No hay que perderse este debate

Asistimos una vez más, al respecto de la evolución de Internet y la Sociedad de la Información, a una confrontación enconada entre un Gobierno torpe y un grupo de agitadores ciberlibertarios, dispuestos a armar ruido en general, y más si se trata de hacerlo contra los poderes establecidos.

El campo de juego está delimitado por:

  • La (burda) maniobra de incluir de tapadillo en el Anteproyecto de Ley de Economía Sostenible (.pdf) una modificación de las Leyes de Sociedad de la Información y de la Propiedad Intelectual (pág. 95 del documento).
  • La esperable reacción airada (y también oportunista) de un Manifiesto en defensa de los derechos fundamentales en Internet, redactado por una cuarentena de personas que se arrogan el derecho de hablar nada menos que en nombre de los periodistas, bloggers, usuarios, profesionales y creadores de Internet (énfasis añadido).

Empezaré, por si acaso, declarándome explícitamente biconceptual con todas las consecuencias, que quizá tendré tiempo de comentar en próximas entradas.

Danton, Robespierre, la Revolución Francesa y la guillotina

Pero estaría bien que esta escaramuza marcara el principio de un debate que valdrá la pena no perderse. No sólo por la trascendencia del asunto en sí, sino por lo que los términos del debate indiquen sobre el entorno. Citaré una vez más a Manuel Castells:

«Si la batalla fundamental acerca de la definicíón de las normas en la sociedad y la aplicación de esas normas en la vida diaria gira alrededor de conformar la mente humana, la comunicación es clave en esta batalla […] El proceso de comunicación opera de acuerdo con la estructura, la cultura, la organización y la tecnología de comunicación en una sociedad dada». (Communication Power, pág. 4).

¿Qué nos dirá este debate sobre nuestras estructuras, organizaciones y culturas?

Lo iremos viendo.

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Ilustre ‘ilustrado-TIC’ en piloto automático

Sensacional (en el sentido de despertar(me) fuertes sensaciones) artículo del Sr. Rodríguez Ibarra en El País. En un primer párrafo se refiere a

«… los denominados progresistas que […] reclaman valores para el uso de las nuevas tecnologías. Nunca he entendido muy bien las razones por las que se reclaman valores a un ordenador y no a una máquina de vapor. Ni el ordenador ni la máquina devapor son generadores de valores, sino el uso que las personas estemos dispuestos a dar a los mismos y la forma de organizar la sociedad que las tecnologías, viejas y nuevas, conllevan».

Mal está que un socialista no lo haya entendido. Al no reclamarse en su momento que la introducción de la máquina de valor y de las tecnologías que hicieron posible la revolución industrial fuera acompañada de la exigencia de unos mínimos valores, se generaron grandes desequilibrios y considerables  dosis de sufrimiento colectivo. Según Karl Polanyi, un historiador marxista autor de «La Gran Transformación«, un estudio clave para entender el trasfondo ideológico de la Revolución Industrial:

«Escritores de todas las opiniones y partidos, conservadores y liberales, capitalistas y socialistas, han descrito las condiciones sociales bajo la Revolución Industrial como un verdadero abismo de degradación humana«.

Me sorprendía que el Sr. Rodríguez Ibarra escogiera ignorar esos datos históricos. Pero me dejó boquiabierto su párrafo final:

«Hablar de socialismo sigue siendo hablar de colectivismo, de compartir, cooperar y colaborar; de internacionalismo y de cooperación; y eso hoy es hablar de Myspace, Facebook, Twitter, Tuenti, Creative Commons, Wikipedia o software libre. Nadie duda ya del éxito arrollador de estos proyectos basados en valores y principios socialistas».

MySpace es propiedad de Rupert Murdoch, cuya ideología es cualquier cosa menos socialista. Tampoco creo que el multimillonario creador de Facebook, una empresa que se valora en 10.000 millones de dólares, se sintiera cómodo siendo calificado de socialista. Porque, entre otras cosas, estoy convencido de que no tiene ninguna intención de socializar sus beneficios.

No discutiré la autoridad moral del Sr. Rodríguez Ibarra en materia de socialismo. Pero conclusiones como ésa obligan a retirarle toda la que hubiera podido tener en asuntos tecnológicos.

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En Internet no todos somos iguales

El titular, que podría parecer demagógico, está suscitado por la lectura de unos informes de Cisco («Cisco Visual Networking Index«) sobre el presente y futuro del tráfico IP en Internet.

Que, entre otros datos interesantes, menciona el siguiente:

El 1% de las conexiones de banda ancha generan más del 20% del tráfico total en Internet, mientras que el 10% de las conexiones son responsables de más del 60% del tráfico de Internet en banda ancha.

Una distribución mucho más desigual que la 80/20 citada tan a menudo.

Pintando la capacidad de tráfico como si fuera un terreno, los datos de Cisco se representarían como en la Figura.

blog_091116Si, como se cita en el informe en cuestión, el tráfico medio diario por cada acceso de banda ancha es de 375 megabytes, la aritmética llevaría a concluir que:

  • El 1% de maxi-latifundistas de Internet consume 7,5 Gbytes diarios.
  • Un 10% de latifundistas consume 1,7 Gbytes diarios (por acceso).
  • El resto de los accesos consume en media 167 Mbytes diarios.

Cuando se habla, y se hablará, sobre las políticas y prácticas para el futuro de Internet, incluyendo cuál es el ancho de banda necesario y cuál su precio,  conviene, creo, tener este mapa en mente. Por precaución. Porque sabemos de otros terrenos cómo las gastan los latifundistas.

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No cuentan con las operadoras

Muchos apuntes durante los tres días del seminario de Jonathan Aronson en el IN3, sobre las transformaciones en los mercados globales de información y comunicación, el tema de su reciente libro.

blog_091111Puestos a escoger un titular, lo haría sobre el apunte de la pizarra: el profesor Aronson no prevé que ninguno de los operadores de Telecomunicaciones tenga un rol de liderazgo en la configuración de la Internet del futuro.

Hay opiniones para todos los gustos.

  • Los ‘ilustrados-TIC‘ más viscerales descartan a los operadores como un negocio del pasado.
  • Según un informe reciente de IBM, los responsables de los operadores son muy conscientes del peligro de convertirse en operadores de ‘dumb pipes‘ y de la necesidad de cambiar sus compañías, pero no están seguros de cómo hacerlo.
  • Quien quiera juzgar por sí mismo sobre un caso concreto, el de Telefónica, puede informarse repasando el material presentado en su última Conferencia de Inversores.

En el contexto del futuro de Internet, ¿qué papel pensáis que jugarán los operadores de telecomunicaciones?:

  1. Serán irrelevantes.
  2. Serán necesarios, pero irán a remolque de otros agentes.
  3. Estarán entre los agentes que lideren el futuro.
  4. Liderarán el futuro.
  5. Otro.

Me interesarán vuestras opiniones.

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