La afirmación de Reid Hoffman, el fundador de LinkedIn, que extraigo de su todavía reciente «The Start-up of You«, sonará a unos como una oportunidad, y a otros como una sentencia. Seguramente tiene razón, porque Zygmunt Bauman ha construido sobre la misma idea su discurso acerca de la sociedad líquida (la cita es de «El arte de la vida«). Pero uno escribe sobre el éxito de la ética de Silicon Valley mientras el otro escribe de la disolución de estructuras sólidas que, nos gusten ahora más o menos, conferían a mucha gente un sentimiento de seguridad.
Hay un contraste enorme entre sus puntos de vista, ambos inteligentes y bien explicados. El contraste es incluso aparente en la pose de los personajes; confiado y feliz uno, pensativo y como ausente el otro, envuelto en el humo de una pipa que a lo mejor hoy no le permiten encender en su despacho de la Universidad.
Leo a ambos, sopesando en la trastienda la tendencia a la polarización entre el 1% que se adapta y triunfa y el mucho (tal vez 25%) que no sabe o puede adaptarse y apenas sobrevive. Pensando también en la mayoría restante, que aspira a formar parte del estrato superior a la vez que teme acabar deslizándose hacia el otro. Porque, hoy por hoy, como dice Hoffman, «nadie, ni tu empleador, ni el gobierno, te rescatará si fallas«.
Pero es una trampa. Porque debe haber, de hecho hay, alternativas sensatas a la ética despiadada de Silicon Valley, que Hoffman implícitamente suscribe. Sólo hay que mirar, con entusiasmo y espíritu positivo, hacia otras partes.