Estimulado por un comentario a un ‘post’ anterior sobre la ‘sociedad líquida’ y el espíritu de la Web 2.0, he buceado en la obra de Scott Lash, un autor que reflexiona sobre las bases de una aproximación crítica a la sociedad de la información.
Lo que más me ha atraído en esta mi primera lectura ha sido lo que Georges Lakoff, el gurú de los marcos mentales (frames) califica como biconceptualismo. La situación que se produce cuando, dados dos «marcos mentales» que se presentan como opuestos, nos sentimos en parte identificados con ambos, pero del todo con ninguno.
En su «Crítica de la información», Scott Lash aborda el análisis de una «sociedad desinformada de la información«:
¿Qué hay en juego en la sociedad de la información Los tipos de información son dos. El primero está inscrito en una problemática de racionalidad e inteligencia. En una problemática de conocimiento: de producción con uso intensivo del conocimiento, máquinas cada vez más inteligentes y bienes y servicios ricos en información. Este primer tipo tiene que ver con la vigencia de una sociedad de uso intensivo del conocimiento y no del trabajo.
[…] El fundamento del segundo tipo de información no es tanto científico-material como literario. […] Si el primero tiene que ver con la sociedad global de la información, el segundo está relacionado con la cultura (global) de la información.
Una cultura en la que
El valor de la información es efímero. es inmediato. No tiene ni pasado ni futuro: ningún lugar para la reflexión y el argumento razonado.
Dos caras inseparables de la misma realidad. Un poco como en la Mecánica Cuántica, en donde un electrón es a la vez, inseparablemente, una partícula y una onda.
Esa dualidad se manifiesta en el Internet de hoy. Quienes más ganaron con la revolución informacional de Internet de la década de los 90 fueron muy posiblemente las grandes organizaciones de la globalización, actuando en la economía de los productos físicos (electrónica y ordenadores, por ejemplo, pero también Zara) o en los productos inmateriales (como los servicios financieros). Pero los iconos que entretanto ocupan el primer plano son los de la cultura de la información: los MySpace, Facebook, Flickr, YouTube, Twitter y otros. Rupert Murdoch comprando MySpace y el Wall St. Journal. Las dos culturas de las que habla Lash mezcladas y revueltas sobre un mismo soporte tecnológico.
Según como se mire, Google encarna ambos conceptos en una única empresa. De una parte, el buscador vive, por su propio concepto, en la cultura de la información desordenada. De otra parte, Google explota un conocimiento obtenido con altas doses de racionalidad para vender publicidad a las empresas, muchas de ellas de consumo efímero. Una estrategia bifurcada. Una dualidad sin la que no puede entenderse a Google.
Supongo que hay pocas recetas para vivir en medio de esa dualidad. Como escoger a qué partido votar. Como apostar por la sociedad de la información, a pesar de que se explote el efecto de la desinformación y el exceso de información basura. Como estar en contra de la sociedad de consumo y utilizar un Google que ayuda a quienes empujan la sociedad de consumo. Aunque no sólo a ellos.
Como la contradicción de escribir reflexiones, que se pretenden racionales, en un blog, un instrumento que tanto se presta a la visceralidad y a la falta de reflexión.
Una vez más, no tenemos más remedio que andar buscando soluciones biográficas a las contradicciones del sistema.
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