Antes de que se queden anticuados y se me olviden, cuelgo en mi tablero una selección no casual de recortes de colaboraciones recientes de El País sobre la cuestión de la Ley Sinde y la propiedad intelectual en Internet.
Como se explican por sí solos, me limitaré a dejar los enlaces a la versión Web de los artículos:
- «Los colegas de Mad Max«, de Fernando Savater
- «True Blood«, de Juan José Millás
- La viñeta de «El Roto»
Ambos hacen referencia a normas, leyes e instituciones, que a buen seguro se habrán de repensar, rediseñar y reconstruir. Algo que tradicionalmente no se les ha dado demasiado bien a muchos revolucionarios: al fin y al cabo, como se está viendo estos días en África, como se vio en España en las primeras elecciones generales a la muerte de Franco, es mucho más fácil unirse en contra de algo que a favor de algo.
A los deslumbrados por el atractivo de la destrucción creativa (interesante, por cierto, el artículo de Wikipedia sobre este concepto) convendría, creo yo, orientarlos hacia la construcción creativa o la construcción creativa creo yo. Explicarles, por ejemplo, que un Manifiesto a favor de algo no debería empezar con un «no pueden».
Continuará, me temo.