Dios mueve al jugador, y éste la pieza …

La entrevista de hoy en La Contra de La Vanguardia me da una oportunidad no prevista de introducir un ejemplo concreto de las DialécTIC@s sobre las que me gustaría escribir en este espacio.

El entrevistado sostiene que:

[Los periodistas] «están amenazados por la separación de publicidad y contenidos. Sobre esa unión se fundó la prensa de calidad, pero hoy la gente ya no mira anuncios, sino que busca lo que quiere comprar directamente en internet y, por eso, la publicidad, que antes financiaba la información rigurosa, ya no se invierte en los grandes medios de referencia. Los diarios serios son más necesarios que nunca, pero han dejado de ser rentables«.

Si lo entiendo bien, apunta a un sistema cuya lógica he intentado reflejar en mi pizarra. Los productores recurren a la publicidad para hacernos llegar incentivos a consumir. (Si ese no fuera el objetivo, ¿para qué habrían de pagar la publicidad?). Como soporte a la publicidad, utilizan los soportes que atraigan más miradas: durante las últimas décadas, la televisión y los periódicos. Pero, cuando crece la tendencia de los consumidores a informarse en Internet antes que en los diarios, esa simbiosis entre publicidad y periodismo está amenazada. Porque seguramente el objetivo principal de la publicidad en general no era que los individuos tuvieran mejor información sino que fueran más propensos al consumo.

Los ilustrados-TIC verán éso como una consecuencia ‘inevitable’ de la evolución de la tecnología. Pero sin preguntarse casi nunca por las fuerzas que impulsan esa evolución tecnológica. El entrevistado en La Contra proporciona una explicación posible:

«Es una lógica, la de la selva capitalista, que se impone poco a poco y empobrece primero el criterio, la educación y la información de las clases medias; después limitará sus rentas. Y eso que sucede con la información, ocurre también con la formación, los servicios públicos y la representación política«.

Creo que se configura así una Dialéctic@ que no es nueva, pero sí interesante. Me gustaría intentar esbozarla ahora mismo, pero no tengo tiempo ni espacio. ¿Vale la pena que la apunte en la lista de tareas pendientes?

P.S. El título viene de un poema de Borges, que persiste.

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