La polémica sobre el anuncio de que Rupert Murdoch planea impedir que Google indexe sus contenidos me viene al pelo para intentar el ejercicio anunciado en una entrada reciente: Aplicar la propuesta de Jonathan Aronson de pensar el conjunto del sector y su regulación de modo que “se faciliten transacciones rentables entre bloques modulares” en cada una de las etapas de la cadena de suministro y de distribución.
He empezado por esbozar en mi pizarra el flujo de relación entre Google y los creadores/propietarios de contenidos. Google capta contenidos, los indexa, los ordena y los presenta a los usuarios a través de sus consultas al buscador. En función de lo que Google escoja enseñarles y de sus propios intereses, los usuarios pueden (o no) decidir acceder a un contenido en particular de los indexados por Google.
En la segunda pizarra intento de-construir este proceso en transacciones elementales, no formalizadas explícitamente en las prácticas actuales.
- Google obtiene una materia prima para su negocio sin ofrecer ninguna compensación explícita al propietario/productor del contenido.
- Ofrece luego gratuitamente información sobre este contenido a internautas indefinidos a través de su buscador.
- Algunos internautas pueden (o no) visitar la web del productor del contenido, sin que éste tenga la obligación de compensar a Google, con independencia de que el perfil de las visitas que recibe sea o no el que le interesa.
En la lógica Lego, formalizando explícitamente cada transacción, Google ofrecería una compensación al propietario del contenido que indexa, pudiendo a cambio exigirle un pago en función de las visitas que reciba.
En el contexto de ese hipotético escenario:
- La posición de Mr. Murdoch es clara: valora en mucho sus contenidos y en mucho menos las visitas que recibe a través de Google.
- Otros productores de contenido pueden, por supuesto, hacer una valoración diferente y aceptar de buen grado el trato de intercambio sin cargos que Google les ofrece.
En un esquema de libertad de mercado esta diferencia de posiciones es saludable. Sospecho que si algunos ‘ilustrados-TIC‘, aferrados a su postura de discurso único, critican la iniciativa de Mr. Murdoch, es porque les da pavor que tuviera éxito. Porque, como concluye The Economist sobre este asunto,
«Unas pocas plataformas robustas y bien financiadas, enfrentadas en dura competencia podría ser mejor para los consumidores y generar más innovación que la visión de un Internet compuesto de muchas piezas pequeñas y vagamente acopladas«.
¿Comentarios?