Sensacional (en el sentido de despertar(me) fuertes sensaciones) artículo del Sr. Rodríguez Ibarra en El País. En un primer párrafo se refiere a
«… los denominados progresistas que […] reclaman valores para el uso de las nuevas tecnologías. Nunca he entendido muy bien las razones por las que se reclaman valores a un ordenador y no a una máquina de vapor. Ni el ordenador ni la máquina devapor son generadores de valores, sino el uso que las personas estemos dispuestos a dar a los mismos y la forma de organizar la sociedad que las tecnologías, viejas y nuevas, conllevan».
Mal está que un socialista no lo haya entendido. Al no reclamarse en su momento que la introducción de la máquina de valor y de las tecnologías que hicieron posible la revolución industrial fuera acompañada de la exigencia de unos mínimos valores, se generaron grandes desequilibrios y considerables dosis de sufrimiento colectivo. Según Karl Polanyi, un historiador marxista autor de «La Gran Transformación«, un estudio clave para entender el trasfondo ideológico de la Revolución Industrial:
«Escritores de todas las opiniones y partidos, conservadores y liberales, capitalistas y socialistas, han descrito las condiciones sociales bajo la Revolución Industrial como un verdadero abismo de degradación humana«.
Me sorprendía que el Sr. Rodríguez Ibarra escogiera ignorar esos datos históricos. Pero me dejó boquiabierto su párrafo final:
«Hablar de socialismo sigue siendo hablar de colectivismo, de compartir, cooperar y colaborar; de internacionalismo y de cooperación; y eso hoy es hablar de Myspace, Facebook, Twitter, Tuenti, Creative Commons, Wikipedia o software libre. Nadie duda ya del éxito arrollador de estos proyectos basados en valores y principios socialistas».
MySpace es propiedad de Rupert Murdoch, cuya ideología es cualquier cosa menos socialista. Tampoco creo que el multimillonario creador de Facebook, una empresa que se valora en 10.000 millones de dólares, se sintiera cómodo siendo calificado de socialista. Porque, entre otras cosas, estoy convencido de que no tiene ninguna intención de socializar sus beneficios.
No discutiré la autoridad moral del Sr. Rodríguez Ibarra en materia de socialismo. Pero conclusiones como ésa obligan a retirarle toda la que hubiera podido tener en asuntos tecnológicos.
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