Se acaba de publicar, bajo los auspicios de IESE y de la patronal Foment del Treball, un informe titulado «Competitiveness in Catalonia» (Competitividad en Cataluña).
Aún sin digerirlo por completo (el resumen ejecutivo tiene 32 páginas) no puedo resistir el impulso de reseñar lo que me parece una carencia importante:
No se aborda (apenas) la influencia del déficit de uso de las TIC en la competitividad.
Una omisión sorprendente, porque se empieza señalando la baja productividad como uno de los principales lastres para una mayor competitividad de Cataluña.
Como se muestra en la gráfica, el aumento del empleo ha contribuido mucho más que la productividad al crecimiento reciente de la economía. No sólo éso: a partir de 2002 y hasta el inicio de la crisis, la baja productividad ha lastrado el crecimiento.
Convencido de que el uso inteligente de las TIC es un factor clave de productividad, hubiera esperado que la poca intensidad de uso de las TIC por parte de las empresas (y de las Administraciones Públicas) se tratara con alguna profundidad en el resto del documento.
No es así. La única referencia a las tecnologías se inserta en la recomendación de:
«Aumentar la competencia en los servicios (implantando la directiva de servicios de la UE) para reducir costes e inducir la adopción de las tecnologías de la información«.
Una línea que se me antoja doblemente errónea.
- En primer lugar, porque se sabe que el precio no es el principal inhibidor de un mayor uso de las TIC en las empresas.
- Porque si, como presumo, los precios a los que se alude son los de las telecomunicaciones, los autores estarían pasando por alto que el porcentaje de empresas conectadas a Internet está entre los más altos de Europa. Los déficits en el uso de las TIC están mucho más en el uso de la informática que en el de las Telecomunicaciones.
Estaría bien que surgiera, desde el sector de las TIC, la petición de debatir a fondo el informe y aclarar los motivos de esta omisión. Que no es la primera vez que se produce.
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