Cito de un discurso reciente de Barak Obama (minuto 2.00 del video adjunto):
«We know that progress depends not only on changing laws but also changing hearts. And that real, transformative change never begins in Washington«.
(Sabemos que el progreso depende no sólo de cambiar las leyes, sino de cambiar los corazones. Y que el cambio real, el cambio que transforma, nunca empieza en Washington)».
Aunque el contexto no tenía nada que ver con la economía, creo que es igualmente aplicable a los diagnósticos de la crisis y a las recetas para salir de ella. En particular, como apuntaba en la entrada anterior, para no echar a Reagan la culpa de la crisis.
La reflexión de Obama abre, de todos modos, un frente interesante: ¿cómo catalizar (en lo económico, pero no sólo en lo económico) ese cambio de actitudes, de corazones, al que hace referencia? Internet, las redes sociales, el uso inteligente de YouTube y Twitter ayudarán. Pero hace falta algo más. En las capitales (la suya, la nuestra) y fuera de ellas.
¿Comentarios? ¿Sugerencias?
ANÉCDOTA: Justo después de la frase que cito arriba, interrumpe a Obama el timbre de un móvil. Vale la pena seguir su reacción.