Me interesa que la nueva ministra de Cultura se haya manifestado abierta al diálogo con «los» internautas. Respondiendo a los que han manifestado ostentóreamente en la Red el desacuerdo con su nombramiento, centrando su repulsa en las cuestiones del ‘canon digital‘ y la consideración político/social de las descargas indiscriminadas de música y videos en Internet.
Será interesante ver cómo se enfocará este potencial diálogo, por cuanto:
- Habrá que seleccionar «los» internautas con los que dialogar. Ser internauta, utilizar Internet, no es un signo de identidad. Las personas adoptan y adaptan las tecnologías en función de sus circunstancias y sus intereses. Imagino, por ejemplo, que los votantes internautas de un partido (digamos el PP) se sentirán más próximos a sus compañeros de partido no internautas que a los internautas de un partido rival (digamos el PSOE). La tipología de internautas es casi tan amplia como la de ciudadanos. ¿A cuáles llamar al diálogo?
- No todos los internautas concederán la misma prioridad a la cuestión de las descargas ni tendrán la misma opinión sobre las políticas que deberían aplicarse. Como ciudadano, además de como internauta, creo que el canon no es equitativo y que debería revisarse; también que la SGAE tensa la cuerda mucho más allá de lo razonable. Pero estoy a favor de que se respete el derecho del autor o el propietario de una obra a decidir cómo se distribuye y desde qué ubicaciones físicas o virtuales se pueda acceder a ella. El que la copia digital sea fácil y gratis no quiere decir, por lo menos para mí, que la copia indiscriminada sea éticamente lícita.
- Algunas de las posiciones inicialmente publicadas como base al diálogo están redactadas de un modo que más bien incitan a la confrontación.
Me encantaría actuar como mediador en este diálogo, si es que llega a plantearse como tal.
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