Persistiendo en mi empeño de aprender un poco sobre la economía y los economistas, rescato «The spiral of ignorance«, un artículo de The Economist, que empieza con una sentencia demoledora:
«Ahora que se demuestra lo venenoso de la interacción entre los problemas de la banca y la economía, la combinación de la ignorancia pública y política daña las perspectivas del país […] El público está asustado y desorientado. Los políticos, confundidos y estado de pánico. Unos arrastran a otros a una preocupante espiral de ignorancia».
Es posible que se trate sólo de un fenómeno británico. Por lo menos en cuanto a los políticos. Porque el diagnóstico sobre el público en general me parece extrapolable:
«El público parece entender que hay tanto fuerzas domésticas como extranjeras implicadas en la crisis. Pero el resto es un misterio para la mayoría […] Un gran número de personas parecen dispuestas a creer cualquier nueva explicación que parezca plausible«.
El artículo continúa destacando que
«El secreto oculto de la crisis es que muchos ciudadanos británicos corrientes, al endeudarse en exceso e invertir de forma miope, han contribuido a sus propias dificultades».
Lo cual, aunque quizá se aplique sólo a los británicos, resuena con una reflexión sobre la disciplina organizativa a la que me refería hace poco.
Estoy convencido de que nos conviene aprender algo más de economía y finanzas. A ello me aplico. Pero, ¿quién puede instruirnos sensatamente? Mi modesto aprendizaje sobre economía y economistas me sugiere que no es fácil responder a esta pregunta. Más detalles en próximas entradas.
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