Archivo mensual: julio 2008

Contradicciones: TIC, consumidores y Campus Party

He llegado, por un fortuito azar, a un documento titulado «My Brain Hurts«,  que sostiene que las compañías de tecnología están dejando atrás a una mayoría de consumidores, aquéllos que no están interesados en la tecnología por sí misma, sino en utilizarla como medio para otros fines.

«Hay que cuestionar – sostiene el documento – la convicción de las companías TIC de que hay que continuar desarrollando todas las tecnologías. Eso es cierto para la compañía que las produce, pero no necesariamente para el consumidor».

En paralelo, los medios de comunicación recogen ampliamente estos días el desarrollo en Valencia de la «Campus Party«, un evento que reune, con el soporte de la Comunidad Valenciana y el ‘who is who’ de la industria, a varios miles de forofos (tal vez fanáticos) de las TIC.

Un mundo de contrastes, éste de la sociedad líquida. Particularmente, si se me pide tomar partido por una causa, me apunto a la de acercar la tecnología a la gente, en lugar de incentivar que la gente se adapte a la tecnología.

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No usarás el nombre de Internet en vano

La Vanguardia de ayer publicaba, bajo el titular pegado en mi tablero, un artículo sobre nuevas drogas de diseño.

El artículo era interesante, y seguramente oportuno. Podría haberse ahorado mencionar que estas nuevas drogas se pueden conseguir a través de Internet. No es noticia: ¿qué no se puede comprar hoy en día a través de Internet?. En cualquier caso, de ahí al titular, «Internet permite … «, hay un triple salto mortal sin red. Sobre todo, porque es fácil pensar en titulares equivalentes, pero más rigurosos.

¿Por qué les gustará tanto a los periodistas escribir, y cuanto más grande mejor, sobre el lado oscuro de Internet?

Porque, o mucho me equivoco, el diario no tiene en mente publicar, con igual formato y relevancia, una serie de reportajes sobre todas las cosas interesantes que Internet permite. Empezando, de entrada, por la propia edición del diario, que seguramente sufriría mucho con un día a dieta de ‘Internet cero‘.

Para acabarlo de arreglar, el artículo se acompaña de una entrevista a un usuario experimental de esta química, que resulta ser publicitario y … programador!!! Una dosis más de prestigio para los profesionales de las TIC.

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Un Fuenteovejuna financiero

A menos de un año del inicio de la crisis de crédito en los mercados financieros, ya hay libros que reseñar sobre la materia. Del recorte que he clavado en mi tablero, me ha intrigado la referencia a esos acuerdos de Basilea, que según el articulista empujaron a los bancos a «securizar» sus carteras de hipotecas.

He acabado yendo a parar a un artículo de Jaime Caruana en la Web del IMF, que explica que:

  • Los acuerdos de Basilea exigieron a las entidades financieras determinados ratios de capital para cubrir potenciales riesgos.
  • Para evadir el espíritu de esa regulación, se inventaron instrumentos financieros innovadores que permitieron a las entidades aumentar sus riesgos sin captar capital.
  • En un entorno de bajos tipos de interés e impulsados por el imperativo de crecimiento a toda costa, los financieros empezaron a comercializar activos de mayor rendimiento, pero también de mayor riesgo, que no tenían capital suficiente para respaldarlos.

Hace ya unos años, cuando me esforzaba por entender las entretelas de la burbuja de Internet, me quedó en memoria una frase de Michael Mandell, un cronista económico de Business Week:

«If technology is the engine for the New Economy, then finance is the fuel«.

En este caso, la gasolina ha resultado incendiaria.

Moraleja: Antes de creer en los discursos, incluidos los de los ‘ilustrados-TIC’, sobre la sociedad de la información, la economía del conocimiento y materias afines, mejor no perder de vista a los financieros. Porque, con la que han montado, ¿quién está hoy dispuesto a pensar en serio sobre las TIC?

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Que la fe en el progreso no sea ciega

Como mi trancazo sigue acompañándome, me ha dado tiempo de acabar «The Big Switch«, el último libro de Nicholas Carr. A través de él he llegado a un discurso de Ben Bernanke, el chairman de la Reserva Federal norteamericana, en que constata una tendencia de décadas de aumento de las desigualdades salariales en los EEUU.

«En términos reales, el salario medio creció alrededor del 11,5% entre 1979 y 2006. Durante el mismo período, el salario en el décimo percentil, el más bajo en la distribución de salarios, creció sólo el 4%, mientras que el salario en el percentil 90, en el rango más alto, creció el 34%».

La causa principal, aunque no la única, parece ser el efecto desigual del cambio tecnológico. Por lo visto, las utopías de base tecnológica no son igualmente beneficiosas para todos. Para no olvidarme, y pensar más sobre ello, he dejado unas notas en mi tablero.

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Este ‘blogger’ se hace mayor

El trancazo producto del exceso de aire acondicionado en mi puesto de trabajo me tiene desde hace un par de días confinado en casa y medio fuera de combate.

El día se hace largo y da tiempo de pasar por páginas del diario que muy a menudo me salto. Vagando así he aterrizado en un artículo en el suplemento EP3 de «El País», con el titular de la figura.

Curiosamente, los tres ‘blogs’ recogen en portada el hecho de ser noticia en un medio impreso. Una confirmación más, por si todavía hiciera falta, de que la sociedad de la información no es un mundo de ‘O‘ (‘o‘ ésto ‘o‘ aquello) sino de ‘Y‘ (ésto ‘y‘ lo otro).

Pasar de visita por los tres ‘blogs’ en cuestión confirma también, por si hiciera falta, el fenómeno de la ‘long tail’. Que, traducido al lenguaje de la calle significa que ‘hay gente para todo‘ y que a todos les gusta (nos gusta) dejarse ver en Internet.

No sólo no se me ocurriría editar ninguno de esos tres blogs, sino que ni siquiera aceptaría publicar los comentarios de los lectores del más canalla de los tres. Que declara como línea editorial la siguiente:

«Decimos lo que pensamos. Se impone la ley de la jungla: el que más grite, tiene razón«

Decididamente, este ‘blogger’ se está haciendo mayor. Y el trancazo no es el único síntoma.

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There is no such a thing as a free lunch

«The Big Switch«, el último libro de Nicholas Carr contiene, muy en la línea del autor, una buena dosis de reflexiones provocativas. Escojo una para la entrada de hoy:

«Los ordenadores e Internet proporcionan a la gente nuevas y potentes herramientas para expresarse, para distribuir su trabajo a audiencias amplias y para colaborar en la producción de bienes variados. Pero también hay una cierta ingenuidad, o por lo menos miopía, en estos argumentos. La retórica utópica ignora el hecho de que la economía de mercado está sobrepasando muy rápidamente a la ‘economía del regalo’ […] Las empresas están utilizando las masas de los ‘donantes’ de Internet como una fuente global de trabajo de bajo coste.

Si se continúa comercializando el contenido generado por los usuarios, parece probable que la mayor amenaza de la producción social no sea para las grandes corporaciones, sino para los profesionales individuales – los periodistas, editores, fotógrafos, investigadores, analistas, documentalistas y otros profesionales de la información que no están en nómina».

En algún otro momento he escrito sobre las «estrategias bifurcadas» de grandes empresas como Google. Muchos somos sus usuarios, pero no sus clientes. De hecho, somos la audiencia de sus clientes. Lo mismo que los espectadores para una cadena de televisión.

Un aforismo americano sostiene que nadie regala una comida porque sí. La Web 2.0 tiene dos caras. La retórica utópica de los ‘ilustrados-TIC‘ sólo se centra en una de ellas.

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Una motivación para escribir

Los artículos semanales de Enrique Vila-Matas en «el Pais» de los domingos son doblemente interesantes: por la originalidad del escritor y por las magníficas ilustraciones de Perico Pastor.

Del artículo de hoy reproduzco el «Perico» y uno de los aforismos, atribuido a Wittgenstein, que glosa el novelista:

Con mi escrito no pretendo ahorrarle a otro la tarea de pensar, sino, en la medida de lo posible, estimularle a tener pensamientos propios”.

Una cita que selecciono y retengo porque es un objetivo que aspiro a conseguir. Y también porque, de pasada, me reafirma en mi convicción de que, a pesar de lo que otros recomiendan, tiene que ser viable bloguear con la cabeza, y no sólo con los pies.

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Las tareas se expanden para ajustarse a la herramienta

Curiosa la forma en que empieza un reciente artículo del International Herald Tribune sobre el iPhone:

«Si tienes un iPhone, podrías hasta olvidarte de que el artefacto es capaz de hacer llamadas, porque estarás la mar de ocupado actualizando páginas de Facebook y acelerando por pistas de carreras virtuales».

Me ha recordado un dato que Nicholas Carr recoge en su último libro, «The Big Switch«:

«Según investigaciones llevadas a cabo entre 1912 y 1914, antes de la adopción generalizada de los electrodomésticos, las amas de casa empleaban un promedio de 56 horas a la semana en las tareas domésticas. Estudios similares realizados en 1925 y 1931, cuando el uso de electrodomésticos ya era habitual, mostraron que todavía empleaban entre 50 y 60 horas semanales en trabajos para la casa. En 1965, un nuevo estudio demostró que no se había producido apenas cambios – 54.5 horas semanales. Finalmente, un estudio de 2006 del National Bureau of Economic Research mostró que en cada década desde 1910 hasta los años sesenta, el número de horas dedicado a los trabajos domésticos permaneció invariable, entre 51 y 56 horas semanales».

Da que pensar. Por lo menos a mí.

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Mapas Mentales (13): El iPhone

Una de las noticias top de estos días ha sido la algarabía relacionada con el lanzamiento del iPhone en España: Titulares de diarios, colas para comprarlo, rotura de stocks en los puntos de venta, muchas llamadas buscando influencias o circuitos alternativos para conseguirlo.

Supongo que eso significa, entre otras cosas, la confirmación definitiva de la incorporación de las tecnologías (las TIC) al ámbito de la moda.

Según los medios, Telefónica habría recibido unas 300.000 peticiones anticipadas de iPhone antes de su lanzamiento. Una cifra espectacular, aunque sólo represente el 0,7% de los propietarios nominales de móviles en España. En el mundo de la moda, los artículos de las primeras marcas están en la cima de una pirámide sobre la que tienen una influencia decisiva aguas abajo, tanto en imagen como en generación de mercado.

Damos la bienvenida al iPhone. Pero reteniendo que a partir de ahora habremos necesariamente de incluir los atributos de «la moda«, a menudo más emocionales que racionales, al ‘mapa mental’ de la sociedad red. Me aplicaré yo mismo el cuento en una próxima entrada.

Acabaré con una anécdota, quizá no relevante, o tal vez sí. Una vez llevé a una amiga que trabaja en el mundo de la moda a una recepción del sector TIC, cena incluida. Su primera reacción, tras inspeccionar al personal, mayoritariamente masculino, fue preguntar por qué «todos» iban vestidos impersonalmente, tantos de ellos de gris. «Casualidades», fue lo único que se me ocurrió contestar.

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It’s lonely at the top

La Vanguardia publicaba en su edición de ayer una entrevista con el President de la Generalitat, que en la edición impresa se acompañaba de la fotografía que aquí reproduzco, pie incluido.

No podemos saber hasta qué punto la foto refleja o no el aspecto habitual del despacho del President. En cualquier caso, desde mi óptica sesgada a favor del uso de las tecnologías, hay como mínimo tres detalles relacionados que me llaman la atención:

  • La cantidad de papeles y carpetas sobre la mesa, y detrás de ella.
  • La ubicación del teclado y la pantalla del ordenador, a una distancia que sugeriría que no se utiliza con demasiada frecuencia.
  • El hecho de que el artefacto electrónico más al alcance del President no es el ratón del ordenador, sino algo que más bien parece el mando a distancia de un televisor.

Me parecería aventurado, no disponiendo de más información, ir más allá en el comentario o inferir conclusiones. Aquí lo dejo.

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