Transcribo del blog de un ilustre entre los «ilustrados-TIC» a propósito de la cuestión de la propiedad y el control de nuestra «huella digital«, el rastro de datos que dejamos cuando interaccionamos con la Red:
«aquello que le ocurre a nuestros datos, nos ocurre a nosotros mismos […] Las empresas, por supuesto, están encantadas de recolectar, comprar y vender nuestra información más íntima. Pero los efectos a largo plazo de algo así en nuestra sociedad son tóxicos: estamos entregando el control de nosotros mismos«. (negrillas añadidas) (referencia original)
Al leerlo, me sorprendió la identificación entre «nuestros datos» y «nosotros mismos«. Porque lo que más considero como «Yo mismo» no me parece reducible a datos. Porque creo que ni siquiera mi ADN (datos) agota la descripción de «Yo mismo«.
No es el único ejemplo de mezcla, hecha quizá algo a la ligera, entre el lenguaje de lo espiritual y de lo material. Existe incluso un blog autodenominado Yo Digital, del cual reproduzco a continuación algunos fragmentos:
- «Lo que no está en la red no existe«. Preocupante, si fuera estrictamente cierto, para el 75% de la Humanidad que no se conecta a Internet. Pienso más bien que se trata de un abuso de lenguaje, que oculta la querencia hacia afirmar «sólo diré que es real lo que esté en Internet, y escogeré ignorar el resto«. Peligro.
- «Ya todos tenemos un Yo Digital y no somos conscientes; o al menos todo lo conscientes que deberíamos […] No somos conscientes de que nuestro Yo Digital es nuestra proyección del alma, si existe, del siglo XX«.
De ahí a apuntar que sólo es real lo que existe en Twitter hay un paso relativamente corto. Preocupante, por tanto. Sobre todo cuando una buena porción de los «ilustrados-TIC» tienen una cierta querencia, cuando no una adicción, por ese tipo de herramientas de «presencia enriquecida instantánea» (!!!)
A lo mejor resulta que ésto de la Red me pilla ya algo mayor. Pero siempre había entendido que:
- Hay un gran valor en la recomendación socrática de «Conócete a ti mismo«.
- Que el «yo mismo» al que hace referencia esa recomendación es algo que está más allá de mi apariencia física, de mis posesiones físicas, incluso de la mayor parte de mi quehacer diario, de mi profesión. El YO y sus ropajes son cosas distintas.
- La misma conclusión se aplica, incluso con mayor razón, a los «ropajes digitales».
Quizá nos hará falta formular con un cierto rigor las bases de un Humanismo de lo Digital. Antes de que algunos «ilustrados-TIC» lo deformen sin rigor.
Nota: Una referencia interesante y accesible para profundizar en la relevancia de estos abusos de lenguaje es el libro «Acerca de Internet», de H. L. Dreyfus, publicado por la Editorial UOC.
¿Comentarios?
Gracias por la referencia bibliografica.
Jordi.
Jo crec que, exageracions i cabrioles retòriques al marge, aquest jo-digital, més que una realitat concreta i distingible, és, de fet, un component cada cop més important de la construcció identitària de molts de nosaltres. Com a mínim, de la majoria que poguem arribar a llegir aquest comentari.
El jo-digital i el jo-analògic són figures més o menys ideals d’una realitat cada cop més complexe i híbrida. La identitat, més que un conjunt d’essències atresorables o rememorables -per seguir la teva al·lusió socràtica- és un producte de les dinàmiques socials i de les interaccions de l’individu.
I aquí és on ens adonem que, en tant que les nostres interaccions barregen amb total naturalitat tots dos formats, i saltem del cara-a-cara al twitter amb tota l’alegria i desproblematització del món, la nostra identitat s’ha digitalitzat, en major o menor mesura…
Enhorabona pel bloc, Ricard 🙂
Joan
Pingback: YO sé quién soy - dijo él « ruizdequerol
no estoy muy de acuerdo contigo. Mira en: http://www.yodigital.es/2009/10/21/la-realidad-es-virtual/
Podríamos tener una discusión interesante, retrayéndonos incluso a la filosofía. Yo creo que la red tiene más bien espectros de la realidad; espectros que por supuesto tienen influencia en lo real, pero no SON lo real.
También hay quien piensa, en la línea de tu texto, que somos ciborgs melancólicos (Una entrevista en La Contra de La Vanguardia). Tampoco estoy de acuerdo, pero también podríamos discutirlo.
Pero necesitaríamos más tiempo y espacio para profundizar en ello. ¿Cómo podríamos hacerlo?
Gracias en cualquier caso por comentar, y por hacerlo de este modo. Saludos cordiales