Si tenemos a Alfons Cornella, a Infonomía y a la tropa de infonomistas, ¿por qué no nos va mejor en todo lo relativo a la innovación? ¿Qué nos falta, además?
Una innovación debe ser valiosa, lo que significa que debe existir en un mercado o en un contexto social más general de oferta y demanda.
¿Pudiera ser que fuera conveniente una mayor sintonía entre los mensajes infonomistas y el contexto?
Reflexionando sobre las propuestas del «Update’08», las que me resuenan como más fuera de contexto serían las que destacan las formas de consumo más estrafalarias, más elitistas. Las que ponen más énfasis en valorar «lo último» sobre todo porque es «lo último»; en cómo se consumen que en cómo se producen.
En su «Vida Líquida«, Zygmunt Bauman, un autor que ronda por este espacio últimamente, escribe que:
El ‘síndrome consumista’ ha degradado a la duración y ha ascendido a la fugacidad. Ha situado el valor de la novedad por encima de lo perdurable. Ha acortado considerablemente no sólo el lapso temporal que separa el querer del obtener […] sino también el que media entre el nacimiento de la necesidad y su desaparición. Del mismo modo, ha estrechado el intervalo transcurrido entre el momento en que una posesión o pertenencia resulta útil y deseable y aquel otro en el que se vuelve inútil y es motivo de rechazo. […] El ‘síndrome consumista’ exalta la rapidez, el exceso y el desperdicio. (pág. 113)
Otra reflexión, la última por hoy, tiene que ver con la «receta» de éxito emprendedor que apunta Xavier Marcet en su blog:
20% ideas; 30% plan; 50% equipo. Agítese vigorosamente.
Quizá lo que pasa es que tenemos más capacidad de generar ideas que planes. Y también más que capacidad de formar equipos. Que compartan objetivos comunes. Que sepan hacer planes y llevarlos a cabo. Quizá lo que me produce una cierta desazón es la insistencia en las ideas, peor si fugaces, si ésas no son el recurso más escaso.
Una de las características de la «sociedad líquida» es que fuerza a los individuos a «buscar soluciones biográficas a las contradicciones del sistema«. No hace falta insistir en el «síndrome consumista» como una pseudo-solución biográfica. La «Infonomía-Consumo», o incluso la «Infonomía-Espectáculo» son estimulantes y entretenidas. Bravo por Alfons y su equipo!!! Pero si encontráramos formas de ayudar a los «infonomistas» a encontrar sus soluciones biográficas, a superar las contradicciones del sistema, a generar equipos que generen y ejecuten planes, tanto mejor.
¿Comentarios? ¿Planes?