La edición de La Vanguardia del pasado Lunes 21 de Enero contenía un interesante reportaje sobre «los nuevos hábitos del consumo fílmico» bajo el titular:
Los tres creadores entrevistados (Ventura Pons, Bigas Luna y J.A. Salgot) vienen a coincidir en que:
- «La crisis no es del producto, sino de su distribución tradicional»
- «La distribución está atrasada»
- «El mundo de la distribución y la exhibición debe adaptarse a los nuevos hábitos de consumo».
Opiniones que me han suscitado la analogía, más que con la galería de arte, con el mundo de la moda. Los vestidos de la alta costura, los que producen aquellos a los que se considera como los máximos creadores, se exhiben en las pasarelas, pero no para venderlos; o sólo a unos pocos super-elitistas. Pero sirven para alimentar los negocios de las grandes marcas, que a su vez marcan tendencias que siguen muchas otras marcas menos selectas que a su vez … Una pirámide que explica muy bien la (insoportable) protagonista de «El diablo viste de Prada«:
¿Tendría sentido trasladar la misma pirámide de negocio al cine? (¿O a la música?). Los verdaderos creadores en las pasarelas. Los industrializadores en la distribución. Y un mundo entre medias.
No lo sé. Pero si así fuera, tendríamos un «marco mental» para enfocar de un modo sensato la cuestión del canon digital.
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