No nombrarás el conocimiento en vano

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En un artículo con tan provocativo título publicado en La Vanguardia del pasado domingo, el Profesor de IESE José Luis Nueno propone una reflexión sobre las (no demasiado atractivas) condiciones laborales de dos tipos de profesionales del conocimiento:

Médicos

  • «Dado que tanto mossos como médicos (y otro personal sanitario) dependen del mismo empleador, ¿qué hay que pensar de una Administración que cree que los que nos ponen multas por ir a velocidades que sólo se castigan aquí tienen que cobrar más que los que nos sacan adelante tras el infarto que nos da cuando nos las ponen?

y Maestros

  • «¿Cómo damos la vuelta al sector de la educación para hacer que aquellos que forman el carácter y también transmiten conocimientos sean la norma y no la excepción, para recuperar a los mejores a servir las tareas más importantes?»

Para, al final del artículo, preguntarse

  • «Cuando el político o el alto funcionario reciclado aluden al conocimiento como la panacea que nos inmunizará frente a los males de la globalización, no se refieren ni al que salva vidas ni al que bruñe caracteres y transmite saber. Si no lo reconocen donde existe, ¿a qué conocimiento se referirán?»

Creo que el profesor Nueno merece una respuesta. Por varios motivos.

El primero, por nombrar el conocimiento en vano. Porque, en términos generales, el espíritu de los sistemas sanitario y educativo no es un espíritu centrado en el conocimiento.

Hago hincapié en poner énfasis en los sistemas. Es innegable, por ejemplo, que hay muchos educadores inspirados por el conocimiento. Pero también hay más de dos con espíritu de funcionarios, en el peor sentido de la palabra. Los profesionales del conocimiento, en cualquier sector, no «lucen» en una organización de espíritu burocrático

¿Educación lo es?

Una cuestión abierta a comentarios. Pero, si se me permite proponer un primer criterio de valoración, animo a quien esté interesado a consultar las Memorias del Departament d’Educació, o incluso el Pla de Govern (pág. 33) y constatar cómo se explica el sistema y sus objetivos.

Creo, pues, que tendríamos un primer elemento para responder al profesor Nueno. El conocimiento no es una panacea. Aprovecharlo sí puede serlo. Y eso exige entornos que fomenten valorizar (económicamente, socialmente) el conocimiento. Apuntemos pues a los responsables de crear y gestionar ese entorno; antes de titular, tomando el nombre en vano, que el conocimiento no sirve para nada.

De todos modos, creo que hay que dar un punto de razón al Profesor Nueno en su referencia, en la que creo ver un punto de sarcasmo, a los «políticos o altos funcionarios reciclados» que enarbolan el conocimiento como panacea. Porque encontraríamos sin demasiada dificultad ejemplos en que nombran el conocimiento en vano. Sin conocimiento del conocimiento.

Esos también merecen una respuesta. Los que pensamos que el conocimiento sirve (y podría servir más) tendríamos que dársela: alto y claro.

¿Quién se apunta? ¿Cómo nos ponemos de acuerdo?

P.S. 1. Otra cuestión que merecería comentario es la explicación de por qué, si las condiciones laborales en sanidad y educación son las que son, las carreras de Medicina y Educación sean las más solicitadas por los jóvenes catalanes (Ver datos).

P.S 2. Aviso al lector atento. Este post es el primero de un grupo de tres, que siguen hilos de una misma trama. Gracias por leer.

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Archivado bajo Conceptos, Conocimiento, Educación, Marcos mentales, Sociedad

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  1. Pingback: Vivificar (y revalorizar) el trabajo « ruizdequerol

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