La prensa de estos días ha traído noticia del fallecimiento de André Gorz, un sociólogo que hizo muchas y valiosas contribuciones al análisis del rol del trabajo y del cambio del rol del trabajo en las sociedades modernas.Uno de mis favoritos entre sus libros («Metamorfosis del trabajo«) empieza recordando que
Lo que nosotros llamamos ‘trabajo’ es una invención de la modernidad.
O sea, una invención que puede ser reinventada en un cambio de época. Que, de hecho, tendrá probablemente que ser reinventada si la modernidad estuviera en crisis. Y lo está. Que necesitará ser reinventada a medida que avance lo que llamamos «sociedad de la información».
Si traigo a Gorz a colación, aparte de por honrar su memoria y por respeto a su obra, es por su envite a superar el concepto de trabajo heredado de la sociedad industrial, el mismo subyacente a la ética weberiana que comentaba en mi ‘post’ anterior.
La sociedad de ‘trabajo’ está caduca: el trabajo no puede servir ya de fundamento para la integración social.
Aparte de añadir que Gorz era un pensador alineado sin reservas con lo que se denominaba «la izquierda», que cada cual saque sus propias conclusiones.