El último número de The Economist (ver aquí) contiene un editorial sobre las perspectivas de solidez de la economía europea.
La conclusión viene a ser que, a pesar de los aparentes buenos tiempos actuales,
«la desagradable verdad es que las economías europeas necesitan reformas adicionales sustanciales si han de prosperar en un entorno globalizado y cada vez más competitivo».
Acaba concluyendo que los países que han introducido reformas radicales lo han hecho habitualmente en tiempos de una fuerte crisis económica: Holanda en 1982, Irlanda en 1987, Dinamarca, Finlandia y Suecia a principios de los 90.
No es coincidencia de que estos países estén hoy en día en cabeza de los rankings de competitividad, y también de intensidad de uso de las TIC, dado que ambas cuestiones están hoy por hoy ligadas (ver un post anterior).
La cuestión que se plantea, estemos interesados en nuestras perspectivas de crecimiento o en la evolución de nuestra sociedad de la información, es:
¿Nos hace falta una crisis para cambiar de orientación y de ritmo?
Crisis es a oportunidad, dijo uno, como crisálida a mariposa. En fin, …